Título: Estallido social e incertidumbre: Qué pasa en el cuerpo y la mente cuando no se sabe qué ocurrirá, y cómo lidiar con ello

Publicación: Emol (Fuente)

Autores: María José Hermosilla y M. Francisca Prieto

Fecha: 13 noviembre 2019

La sensación de duda constante no solo afecta psicológicamente, sino que también a nivel físico. Una neuróloga y un psiquiatra explican los cambios que ocurren, y entregan consejos para poder sobrellevarlos.

¿Abrirá el supermercado? ¿Podré ir a trabajar? ¿Habrá marcha? ¿Me encontraré con barricadas? Estas son solo algunas de las muchas preguntas que la gran mayoría de los chilenos se hacen día a día desde el 18 de octubre pasado, cuando comenzaron protestas y manifestaciones no solo en Santiago, sino que en varias otras ciudades del país. Y es que actualmente un sentimiento generalizado de incertidumbre reina entre los habitantes del país, tanto respecto a lo que ocurrirá en cada jornada, como a lo que pasará a largo plazo si es que el estallido social continúa por mucho tiempo más.

La sensación de duda constante no solo afecta a las personas psicológicamente, sino que también a nivel físico. Consultada por Emol, Evelyn Benavides, neuróloga de la Clínica Universidad de Los Andes, explicó qué ocurre en el cuerpo cuando la incertidumbre se apodera del día a día.

«Lo que más pasa es un aumento en la activación del sistema nervioso simpático, donde el principal neurotransmisor es la adrenalina y la noradrenalina», sostiene Benavides. En concreto, esto se traduce en un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial; las pupilas se dilatan, se producen problemas de insomnio y aumenta la sudoración. «Es como estar en un constante estado de alerta», agrega la especialista.

A juicio de la neuróloga, si bien las personas en general cuentan con las herramientas para sortear un sentimiento de incertidumbre puntual, cuando este se transforma en un fenómeno más bien crónico, que se extiende por varios días e incluso semanas, la situación se hace más insostenible, porque la vida se llena de variables constantes.

«Nosotros estamos acostumbrados a trabajar en base a una sola variable que cambie y no muchas que cambien al mismo tiempo», indica, y explica que eso es lo que motiva la activación del sistema nervioso simpático y las reacciones físicas que eso conlleva.

En relación a la salud mental, Carlos Ibáñez, psiquiatra de Clínica Las Condes, explica que estas constantes alteraciones en la vida diaria también producen cambios psicológicos en las personas. Estos muchas veces derivan en sentimientos de angustia relacionados con las dudas respecto a lo que va a ocurrir y, también, las ambivalencias de personas que por un lado quieren que se acabe la violencia, pero por otro esperan que se produzcan cambios.

«Las personas tienen que mantener su rutina como trabajadores, pero por otro lado quieren que el país progrese y colaborar con eso, entonces hay una tensión entre los roles de profesional con los roles de participación política o social», añade Ibáñez.

Esto se traduce en síntomas ansiosos como intranquilidad, la sensación de que algo terrible va a pasar, aumento de la irritabilidad, lentitud en el pensamiento, fallas en los procesos (la gente comete más errores en el trabajo, al manejar, etc.) y falta de concentración, según indican ambos expertos.

Recomendaciones prácticas

¿Es posible lidiar con estos cambios físicos y psicológicos que produce la incertidumbre? Los especialistas entregan los siguientes consejos:

  • Preocuparse por retomar las actividades y mantener las rutinas dentro de lo posible. Participar de las actividades que se hacían antes de la crisis, en las organizaciones, en las familias, en los grupos deportivos, de actividades recreativas, religiosas y políticas.
  • Meditar, hacer deporte, evitar el consumo excesivo de café y alcohol, intentar pasar más tiempo con la familia y personas más cercanas.
  • Conversar de lo que está ocurriendo. Hablar de los problemas del país y de las propuestas para solucionar estos conflictos. El poder conversar con otros y hablar no solo sobre lo que está pasando, sino que también cómo eso nos hace sentir, es muy positivo. El poder transmitirlo, sirve como equilibrio para las sensaciones de malestar o angustia.
  • Evitar la sobreexposición a los medios de comunicación para no revivir ciertos hechos una y otra vez. «Por ejemplo, si uno ve algo que se está incendiando muchas veces repetido, es como si cada episodio fuera nuevo. Y hay gente que no puede procesar toda esa información como si fuera una sola, sino que es como revivir el duelo muchas veces el mismo día», explica Evelyn Benavides. La sugerencia es leer los titulares e informarse por vías oficiales, y no dedicarle todo el tiempo a eso porque generará mucha más angustia versus el beneficio que pueda traer.
  • No automedicarse. La neuróloga destaca que aunque el sentimiento de incertidumbre debería pasar con estas medidas generales, hay ciertas personas a las que se les hace más difícil y necesitarán de medicamentos. «Por ejemplo, los que ya tenían trastornos psiquiátricos o ansiosos previos (…) También hay un componente genético, porque hay gente que sufre más con esto (…) y va a necesitar medicamentos», indica. En este sentido, la neuróloga llama a evitar la automedicación, porque -advierte- esta puede generar incluso más problemas. «Tiene que ser por un tiempo breve, no puede ser por un tiempo muy prolongado porque todos los medicamentos para bajar la ansiedad, para bajar la angustia, pueden generar efectos secundarios graves», dice. Ibáñez agrega que si los sentimientos de angustia, ansiedad, intranquilidad, etc. se vuelven muy intensos, tanto como para impedir realizar actividades diarias, o bien aparecen ideas de muerte o suicidas, o empeora el consumo de alcohol y otras drogas, es importante consultar a un especialista.
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