Título: Ideas erróneas más comunes sobre el Mindfulness

Publicación: BrotaConsult

Autor: Verónica Riera

Fecha: 10 de Marzo 2022

El concepto que suena mucho hoy en día cuando buscamos paz, calma y manejo de estrés es el mindfulness. Y así como hay muchas definiciones y artículos sobre lo que es, también hay muchas ideas equivocadas o dudas respecto a sus implicancias.

Desde la experiencia de la práctica podemos ir desmitificando algunas ideas. Aquí te compartimos algunas:

La primera gran pregunta que nos hacemos cuando iniciamos este camino es ¿son la meditación y la atención plena lo mismo?

No son exactamente lo mismo. Mindfulness es un estado o estilo de vida en el cual se presta atención de manera consiente a la experiencia del momento presente, con curiosidad interés y aceptación. Llegar a vivir de esa manera no depende solo de una decisión, necesariamente requiere práctica. Y ese entrenamiento o práctica lo realizamos a través de la meditación.

Meditar es focalizar la atención en un objeto (respiración, sonidos, sensaciones corporales, emociones).  Como es natural la mente comenzará a divagar, y lo que entrenamos es la capacidad de darnos cuenta que la mente se ha distraído y recordar traerla de regreso al objeto de atención.  Al igual que hacer ejercicio mejora el estado físico, la meditación desarrolla un estado psicofisiológico mejorado (mente y cuerpo). La atención plena o  mindfulness es ese estado del ser.

Otra idea errada que a veces tenemos es pensar que la meditación consiste en una reflexión profunda e inteligente sobre un tema metafísico como la vida, la muerte o el cosmos. En realidad, en la meditación de conciencia plena o mindfulness, la atención no se fija en la reflexión intelectual o en la elaboración conceptual, sino en la experiencia no verbal, corporal o sensorial.

Tercero, ¿Es el mindfulness una práctica religiosa?

Aun cuando el mindfulness proviene del budismo, en el mundo occidental se ha establecido y enseñado como una práctica completamente secular, en escuelas, lugares de trabajo, clínicas y hospitales, cárceles y otros. En las últimas décadas ha habido mucha investigación científica sobre el efecto de la práctica en el cerebro, lo que ha ayudado a aclarar esta idea errónea. La práctica regular de mindfulness refuerza sistemáticamente ciertas áreas del cerebro responsables del aprendizaje, la memoria, la atención y la autoconciencia. También ayuda a calmar el sistema nervioso simpático y reducir el estrés y la ansiedad.

Es clásico escuchar, “no me resulta meditar porque no puedo poner la mente en blanco” ¿Necesito poner mi mente en blanco mientras medito?

En realidad, en la práctica de mindfulness, los instantes en que no piensas nada son bastante raros. La labor esencial consiste, no en silenciar la mente, sino en no dejarse arrastrar por los conceptos que la mente genera.

No se trata, entonces, de una ausencia de pensamientos, sino de ausencia de implicación en tales pensamientos.

 ¿Tengo que cerrar los ojos durante a meditación? Es otra pregunta que hacen mucho quienes se inician en esto.

Definitivamente no. Si bien hay muchas imágenes populares que muestran a una persona sentada con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, no es la única manera de practicar. Cerrar los ojos puede mejorar tu percepción sensorial al eliminar la entrada visual, pero la realidad es que no es necesario.

De hecho, la atención plena puede practicarse en cualquier momento del día, incluidos los momentos en los que se camina, se conduce o se cocina (lo que se conoce como practica informal). Lo importante es que vayas descubriendo en tu experiencia lo que más te conviene y que se adapta mejor a ti.

Soy super inquieto ¿Tengo que quedarme sentado para practicar la atención plena?

El mindfulness tiene varias formas de ser practicado. Sentarse quieto en la meditación puede ser una de ellas. También existen las prácticas formales de meditación en movimiento, de pie, tendidos o caminando.

A veces el movimiento es una poderosa herramienta para conectar la mente y el cuerpo y mantenernos conectados al momento presente. La quietud también puede ser profundamente formativa, como resistir el impulso de rascarse la nariz cuando pica. La clave aquí es el discernimiento: estar en sintonía contigo mismo, día a día, para saber si el movimiento, la quietud o alguna combinación de los dos te apoyará más en ese momento.

Por último, el otro tema que me gustaría clarificar tiene que ver con creencia de que la meditación me va a relajar.

A través de la meditación de conciencia plena no se busca alcanzar un estado de descanso o calma particular (ciertas sesiones pueden resultar, por el contrario, difíciles o dolorosas). Se busca, en cambio, intensificar la conciencia y el rechazo a las propias experiencias. Por ejemplo, más que buscar no enojarse ni entristecerse, tendemos a observar la naturaleza de las emociones, su efecto en el cuerpo y los comportamientos que provocan.

Como consecuencia de aceptar la experiencia presente tal como es, sin resistencia, a veces, solemos sentir calma y relajo.

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