Título: Decretar cosas/metas para el año nuevo

Publicación: La Tercera (Fuente)

Autores: Luis Guajardo. Entrevista a Carla García BrotaConsult

Fecha: 27/12/21

Hace unos días me invitaron a responder unas preguntas para un artículo de La Tercera (que puedes revisar el final), el tema trataba sobre cómo decretar las metas para el nuevo año sin perdernos en el intento. Y la verdad me costó mucho responder las preguntas porque sentí que estaba dando una receta, por eso elegí compartir mi opinión de forma más general, basándome en la propia experiencia de vida y lo que he podido constatar con los años de práctica y enseñanza de meditación. Espero sea de utilidad y ayuda para re-imaginar la vida, desde el presente.

La siguiente es mi mirada personal sobre los decretos de fin de año:

Creo que hacer planes o decretos para el nuevo año es una forma interesante de visualizar cómo queremos que sea nuestro futuro y simbólicamente, el año nuevo es un momento que parece ser un lógico punto de partida, a veces más parecido a la dieta que comenzamos el próximo lunes, pero al menos suena bien.

Pero, si ese decreto no está acompañado de una consciencia plena de cómo nos sentimos hoy, cómo valoramos nuestra vida en el presente y si la aceptamos así como es, esta declaración podrá parecerse más a una reacción impulsiva para intentar borrar nuestra insatisfacción actual, en lugar de una respuesta consciente que le da un sentido a nuestro caminar. Con esto, no quiero decir que planificar no es una buena idea, solo que debe hacerse bajo una base consciente y no reactiva.

Pienso que, si recetas queremos, el siguiente sería el paso donde más puedo colaborar para la elaboración del artículo, y para hacerlo trataré de explicarlo haciendo un ejercicio muy personal. Hace un par de horas firmé una escritura que implica un cambio muy potente de vida, el 2022 dejo la gran ciudad en la zona central para venirme a vivir a una vida más conectada con la naturaleza en el sur… Ufff cuantos planes, asuntos no resueltos y ansiedades aparecen en forma de torbellino en mi cabeza. Si me quedo con eso, seguramente mis decretos solo serían intentos fallidos para tratar de resolver esa incertidumbre y hacerlo probablemente solo me provocaría más turbación y un gran dolor de cabeza.

Lo que propongo es distinto, el paso más importante para decretar algo es no decretar nada, es no hacer nada, simplemente parar con una disposición atenta y conectada con lo que estoy sintiendo, sin tener que responder a ello. Entonces me siento en silencio, hago algunos ajustes en mi postura y poco a poco voy llevando mi atención a mi respiración. Pasados unos minutos puedo darme cuenta qué mi respiración está un poco agitada; aparecen muchos pensamientos, es difícil observarlos porque es uno tras de otro sin clemencia; hay emociones bastante claras, las definiría como una mezcla entre entusiasmo, agradecimiento, miedo y una profunda tristeza, así sin juicios ni explicaciones, es lo que puedo constatar. Mi cuerpo se siente relajado de la cintura para abajo y a nivel de la guata y pecho siento movimiento, un poco de tensión e incomodidad. Simplemente miro todo esto y no busco detener aquello que no me gusta o centrarme sólo en lo que me gusta. Abro la escucha atenta y actitud receptiva a todo lo que está pasando.

Hacer esta pausa, sin juicios y con una mente amplia que observa, me permite comprender que hoy no es un buen momento para hacer grandes resoluciones, solo quedarme con las cuestiones prácticas que debo responder y no pueden esperar. Quizás la declaración más avispada para el año nuevo es permanecer atenta hasta que la agitación se haya sosegado lo suficiente como para poder hacer planes con fuerza y sentido, que además puedan tener más probabilidades de supervivencia.

Cuando llegue el momento, que si mantengo esta actitud no estará muy lejos, estas determinaciones las escribiré con fechas estimadas; las expresaré con la mayor claridad y realismo posible, incluyendo probables obstáculos y algunos caminos para solventarlos; y las acompañaré con un rito solemne y muy merecido por esta paciente escucha. También puede ayudar tener en cuenta que es importante incluir el soltar apegos, abrazar el dolor, recibir las alegrías y colocar mis valores como guía para no perderme.

Les deseo a un gran año centrados más en el SER, que en el tener y el hacer.

Revisa el árticulo de La Tercera aquí